lunes, 25 de abril de 2011

Ruiz: “Vamos a democratizar los ámbitos estudiantil y sindical”


El flamante rector electo de la Universidad Nacional de Río Cuarto, Marcelo Ruiz, y su compañero de fórmula, Javier Salminis, analizaron el resultado de la elección y las implicancias que su desembarco en el Rectorado tendrá para la comunidad universitaria en su conjunto y en los distintos sectores políticos que la componen.



Adelantaron que apostarán a la pluralidad de las agrupaciones estudiantiles y también sindicales, lo que implica el reconocimiento de un segundo gremio de trabajadores no docentes dentro del campus. Así, ATE (CTA) estaría en pie de igualdad con Aturc (CGT). Sin embargo creen que esto no va a generar tensión.

¿Qué análisis hacen, ya más en frío, de la elección y su resultado?

Marcelo Ruiz: Valorar el proceso electoral como un proceso más del debate del proyecto educativo. Eso es elemental pero importante marcarlo para que no se vea esto como una contienda sino que hay que ubicarlo como instancia de debate del proyecto. Y que nosotros esperaríamos que los debates de proyectos tengan más intensidad todo el tiempo. La Universidad debería ser un lugar abierto y público donde la confrontación y el debate de ideas sea la constante. En esto, en los últimos días y tomando lo rectoral como excusa, la Universidad ya ha cambiado. Si uno mira el paisaje y los colores, la aparición de las agrupaciones, se observa. Se dieron debates en casi todas las facultades, tuvimos debates de proyectos rectorales que configuraron una experiencia pedagógica y política importante.

Javier Salminis: También hay que decir que fue duro, fue duro ir contra el aparato porque creemos que funcionó bastante a pleno y con algunas facetas de algunos miembros del aparato que pasaba de la pasión por sus ideas a la descalificación permanente y a tratar de instalar el miedo. Eso se hacía con los estudiantes y también con nuestros docentes. Remarco que fue de un sector y no que su estrategia se haya basado en eso. Pero sí que algunos querían instalar el miedo con que se viene el arancel, que se caían las becas estudiantiles, a docentes les decían que se caía el dinero para investigación, a no docentes les decían que perdían horas extras o el contrato. Querían mostrarnos como el cuco o el caos. Y por otro lado también se quiso instalar que venía la fuerza de Pino Solanas que quería copar la Universidad. Nosotros nos cansamos de decir que la corriente es muy amplia, es heterogénea, con simpatizantes de "Pino" y simpatizantes de otros sectores. Al margen de que una de las agrupaciones que nos apoyaron fue la de los chicos de Sur, pero hubo otras que también se acercaron y nos veían como opción.

¿Creen que pesó más el desgaste del oficialismo o hubo un acercamiento genuino a su propuesta?

M.R.: Creo que confluyó el desgaste de la conducción, que logró persistir más que algunos gobernadores. Para una institución educativa debe pensarse en una renovación permanente y no la innovación en la continuidad. También hay otros dos elementos, uno tiene que ver con los ejes principales de la propuesta, con recuperar la voz pública que fue muy fuerte. Y la manera de construir la corriente y la propuesta que se fue creando en plenarios con convocatorias públicas. Si se mira el proceso del debate fue largo, extenso y público. Por último no habría que dejar de lado el fuerte posicionamiento institucional de la corriente reuniéndose con todas las agrupaciones políticas de la Universidad, con todos los decanatos, con todas las listas alternativas a decanatos, con la intendencia de la ciudad, con el interbloque del Concejo que fue el único que respondió a nuestro pedido de reunión, y con la Defensoría del Pueblo. Fue un gesto institucional público y abierto.

J.S.: Se recoge también malestar de la gente, especialmente de este último período. Porque la gente también percibía bastante inmovilidad en algunas áreas. Hay docentes que han criticado por ejemplo el funcionamiento de algunas secretarías. Y hay algunos acuerdos que se hicieron en la última elección para rector que después eso se percibió. Después de la segunda vuelta los acuerdos que sirvieron para ganar terminaron con nombramientos de secretarios de otras fuerzas. Ahora la gente vio que nuestros secretarios eran públicos, que no eran opciones de negociación por votos.

¿Hubo un choque entre aparato y acuerdos de cúpula contra trabajo de base?

M.R.: Sí, la clave para nosotros fue la construcción de la red y lo público. Eso generó una sintonía con el trabajo académico y pedagógico que hacemos todos los días. Cuando uno distancia la construcción de lo político de la construcción pedagógica está en problemas. Se disocia e incluso se antagoniza. Entonces esa idea de construir desde la red acercó al gesto cotidiano que como docentes, estudiantes o graduados tenemos.

J.S.: Porque no era que íbamos nosotros dos solamente a las aulas, iban otros compañeros a hablar al aula. Por eso remarcamos lo de la red. O a muchos sectores no docentes íbamos a hablar junto con otros compañeros del equipo.

¿Eso que remarcaron del miedo y la descalificación puede dejar heridas abiertas?

M.R.: No, no. Creemos que no existen dos universidades. Hubo una elección entre dos candidaturas y eso supone una división pero de candidaturas. Pero el espacio universitario tiene mucha fortaleza institucional con decanos, consejos directivos, consejos departamentales, Consejo Superior. Y dentro de la Universidad no hay dos proyectos, hay múltiples proyectos, hay muchas voces. En una elección uno va dando líneas de fuerza a las pluralidades que terminen coagulándose en una propuesta. Pero la Universidad sigue siendo una institución cohesionada.

J.S.: Pero además se daba una disputa por el poder después de mucho tiempo. Entonces algunos en esto de poner toda la carne en el asador optaron por la estrategia de instalar el miedo como recurso político. Pero superada la elección entendemos que vuelve todo a la normalidad en ese sentido. O por lo menos de nuestra parte lejos estamos de pensar en tomar algún tipo de revancha. Justamente lo contrario porque una de las cosas que insistimos desde el comienzo es en dejar de fragmentar, dejar atrás las peleas entre los claustros. No hubo caos y no habrá revanchas.

¿Qué cambios hay que esperar? ¿Qué los va a diferenciar de lo conocido?

M.R.: Una mayor presencia de la Universidad en la red institucional de Río Cuarto y la región. Una alianza fuerte con el sistema educativo y el de salud, el espacio público. Y lo pensamos desde un proceso de diálogo. No la Universidad saliendo a iluminar o instruir sino para poder co-construir y pensar un escenario común, por ejemplo con las escuelas. Queremos tener una fuerte presencia en la reconstrucción del espacio público y de los sujetos públicos. Y una tarea de democratización hacia adentro que implica pensar en la estructura que la Universidad tiene en lo institucional, pero con una presencia de las voces de los departamentos y las áreas. Hay que potenciar esos diálogos que son los lugares donde estamos todos. Y lo mismo con las múltiples expresiones de las agrupaciones estudiantiles. Y las gremiales de los trabajadores.

¿En la conducción de la Furc y Aturc hay dos núcleos que los ven como complicados para su gestión?

M.R.: No.

Pero son dos entidades vinculadas al oficialismo actual...

M.R.: Vamos a reivindicar la autonomía de las organizaciones tanto estudiantiles como sindicales en relación a la estructura de conducción. No nos parece bien que estén pegadas a la estructura de la conducción. Es muy diferente pensar en miradas comunes, pero no una subordinación. Y nos parece importante la reivindicación de la libertad sindical.

¿Habrá un reconocimiento a los trabajadores nucleados en ATE?

M.R.: Debe haber libertad sindical.

¿Y eso no puede generar un conflicto con Aturc?

M.R.: Bueno, pero de hecho ATE tiene existencia. Y a nosotros nos parece bien que exista pluralidad. Es muy difícil contraargumentar que no haya libertad de expresión en el sindicalismo.

¿Eso será llevado a otras áreas?

M.R.: Sí, en todas. Queremos una participación más fuerte de las áreas. Lo que no quiere decir pensar una Universidad atomizada. Es una Universidad con una mayor comunicación interna, con más capacidad de escucha.

¿Cómo ven a la Universidad en su nivel académico?

J.S.: Hay facultades que estuvieron y están en plena discusión de sus planes de estudio. Hay procesos de revisión. También es cierto que la Universidad tiene que empezar a discutir en algunas áreas posiblemente la implementación de títulos intermedios. Tiene que ponerse a pensar también para algunas áreas y carreras, la educación a distancia como se hace en Ciencias Económicas. Pensar en carreras cortas, sin generalizar. Hay un conjunto de herramientas relacionadas con lo académico que tienen que ver también con que la Universidad tenga mayor inclusión. En esto y en la deserción hay mucho por trabajar y por eso propusimos un equipo académico muy sólido, muy fuerte, con gente muy formada, perteneciente a distintas áreas, para abordar estas problemáticas.

¿Forma buenos profesionales la Universidad?

J.S.: Sí, din dudas. Falta un posicionamiento más crítico, un perfil más crítico. Está bien formado, pero creemos que hay algunas debilidades en el pensamiento crítico.

M.R.: Eso es clave. El valor cultural como centro. Tenemos que poder repensar lo técnico desde otros lugares. Es importante que podamos mirar el proceso de construcción de la tecnología y su vinculación con los espacios del trabajo y la economía. Avanzar en la creación de espacios no disociados de la currícula, pero que sean formadores de miradas críticas del proceso de producción de conocimiento y de cómo el conocimiento interviene en el campo social. El conocimiento no es neutral en el marco de una sociedad desigual.

¿Habrá un cambio de posición de la conducción universitaria con respecto a la causa de la Planta Piloto?

M.R.: La causa es un proceso no finalizado porque tiene continuidad en lo jurídico. Tiene que atravesar la etapa del juicio. Pero ponemos el acento en que la Universidad tiene que revisar permanentemente sus políticas de seguridad. Y eso lo vamos a acentuar. Y vamos a poner todo el eje en esa tarea de reconstrucción, y la causa seguirá su camino jurídico.

¿Y el cierre que se dio en el campo civil cómo lo evalúan?

M.R: Empezó mal. Y después tiene un cierre que tenía que darse.

Las seis claves de la victoria de Ruiz-Salminis

La sorprendente victoria que la fórmula Ruiz-Salminis logró sobre el oficialismo encabezado por Spada-Bessone tiene innumerables lecturas y explicaciones, pero en el ámbito universitario las reducen a un puñado de claves que terminaron por volcar las urnas hacia la oposición.

El desgaste. La continuidad de 21 años del mismo sector al frente de la Universidad Nacional, con apenas tres nombres distintos provocó un desgaste que la conducción no pudo disimular, aun obteniendo el 48% de los votos en la segunda vuelta. Se instaló lentamente y sin que el grupo de conducción lo perciba, una corriente de cambio.

La primera vuelta. Aun tomando el resultado del primer turno como una paridad técnica, lo cierto es que a Ruiz le sirvió como para ser considerado ganador. Eso además instaló la idea de que podía derrotar al oficialismo, cuando semanas antes era considerado un competidor testimonial.

La asamblea universitaria. La última reforma del Estatuto terminó plasmando un recorte en el poder del claustro docente que en 2007 quedó trunco. Más allá del apoyo a esa iniciativa, se consolidó un clima de confrontación entre claustros. Especialmente quedó plasmado un enfrentamiento de no docentes y estudiantes contra sectores docentes.

Debate. El encuentro organizado en el aula magna de Agronomía y Veterinaria mostró una convocatoria sorprendente. Eso también advirtió al oficialismo. Y luego mostró a un Spada que no se encuentra cómodo en esas instancias y a un Ruiz, como opositor, más suelto y con una fuerte carga crítica.

Comunicación. La gestión de Spada tiene valoraciones diferentes según el sector que opine, pero hay unanimidad en que sufrió un marcado déficit en la comunicación. El rector cuestionó que la obra del edificio de Microbiología no fue valorada por los docentes de la Facultad de Exactas como esperaba. Y por lo tanto no le aportó los votos suficientes. Pero en la inauguración de la imponente estructura sólo participaron los medios de comunicación propios de la Universidad. Fue el propio Spada el que tuvo que tomar su celular a última hora de ese día para relatar el corte de cintas. Sus cabezas comunicacionales no tenían casi vínculos con los medios de Río Cuarto.

Los estudiantes. Fueron la nota clave de la segunda vuelta. En el oficialismo creían que al menos aportarían 13 o 14 puntos. Esos eran los cálculos en la Secretaría de Economía donde funcionaba el búnker de Spada. Si la estructura estudiantil hubiese alcanzado esos números, el actual rector hubiese logrado la reelección. Lejos de eso, la agrupación del Espacio Independiente que conduce la Federación y cuatro de los seis centros de estudiantes, perdió. Obtuvo el 11,99% de los votos ponderados para la fórmula de Spada frente al 12,71% que logró de los estudiantes la candidatura de Ruiz, pese al menú de $ 3, a las becas y al medio boleto logrado en las últimas semanas.

El equipo

La conducción de la Universidad estará encabezada por Marcelo Ruiz como rector, Javier Salminis como vicerrector; Pablo Galimberti en la Secretaría General; Claudio Asaad en la Secretaría Académica; Jorge Barral en la Secretaría de Posgrado; Gabriel Paisio en la Secretaría de Coordinación Técnica y Servicios; Nelso Doffo en la Secretaría de Ciencia y Técnica; Luis Barobero en la Secretaría de Economía; María Ziletti en la Secretaría de Bienestar; César Quiroga en la Secretaría de Extensión; y Cristina Souto y Marcela Peralta en la Secretaría de Trabajo.



Fuente: Marcos Jure y Gonzalo Dal Bianco, Diario Puntal de Río Cuarto

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