lunes, 25 de abril de 2011

Ruiz dio el golpe y será el nuevo rector de la Universidad hasta 2015


Amplió la exigua ventaja que había logrado en primera vuelta y se impuso por el
49,25% al 48,65% de Spada. La clave fue la facultad de Económicas, donde el ganador revirtió el voto de los docentes Se confirmó el batacazo. Fue en vano el esfuerzo del oficialismo por revertir el apretado resultado de la primera vuelta.


Marcelo Ruiz confirmó la tendencia y se impuso por el 0,6% de los votos ponderados y será el nuevo rector de la Universidad Nacional de Río Cuarto hasta 2015. Fue 49,25% a 48,65%.

La clave estuvo centrada básicamente en la Facultad de Ciencias Económicas. Allí hubo un grupo de docentes que terminó subiendo al carro del ganador y desequilibró lo que parecía una recuperación de la lista de Oscar Spada. El oficialismo había ampliado sus márgenes en casi todos los lugares donde había ganado la semana pasada e incluso logró achicar la contundente derrota en Exactas. Todo estaba en bandeja, pero finalmente llegaron las mesas docentes de Económicas y el golpe fue letal.

El búnker de Ruiz, instalado en el departamento de Matemática de la Facultad de Exactas, fue todo festejo. Aun con datos parciales, la sensación era de victoria desde temprano, pero la cautela luchaba contra las ganas de celebrar anticipadamente. Igual, cada tanto era un solo canto acompañado por el ritmo de los bombos y los redoblantes que estaban junto a la ventana. En un aula de 20 metros cuadrados había más de 100 personas que apretadas querían ver todas juntas la evolución de los datos en una pantalla de computadora. Era un racimo apretado de seguidores dividido por una mesa larga plagada de migas y restos de roscas de Pascua.

A 300 metros de la algarabía, las caras desencajadas del búnker oficialista montado en la Secretaría de Economía obviaban las cifras. Spada intuyó apenas le acercaron los datos de Económicas que la situación era más que compleja. Miraba la pantalla con los números y movía la cabeza a los costados. Su olfato le decía que era el final, aunque algunos de sus colaboradores y el propio candidato a vicerrector, Aníbal Bessone, intentaban agarrarse de los números de alguna mesa para aferrarse a una luz de esperanza, que al final terminó por apagarse.

A las 20.40, cuando las 100 personas ya eran más de 300, Spada, Bessone y su grupo de conducción llegaron al búnker opositor a reconocer la derrota y saludar a los ganadores. Se abrazaron en un estrecho pasillo de Matemáticas, el mismo en el que nació la idea de construir un equipo de trabajo con la intención de pelear por el Rectorado en 2015. Sí, es que la idea original antes de la primera vuelta era hacer pie como fuerza opositora para disputarle la conducción universitaria al sucesor de Spada en el oficialismo. Los tiempos se achicaron y Ruiz y su grupo lograron sorpresivamente destronar al actual rector.

“Hay una expresión por una unidad diferente pero al mismo tiempo hay que recrear vínculos y pensar que la Universidad es un lugar plural, es un lugar democrático, que ocupan muchísimas voces y que no se resuelve sólo en una elección rectoral. La institución educativa es un lugar de recreación de pensamiento y con una vocación fuertemente democrática. Eso es lo que nosotros esperamos”, destacó el ganador en su facultad luego de saludar a su adversario.

Ruiz aclaró rápidamente que tiene una fuerte estructura para conducir la Universidad, ante los cuestionamientos que había recibido durante la campaña. “Hay un fuerte equipo y hay una fuerte red de apoyatura y nosotros nos vamos a sostener sobre eso”, destacó el rector electo.

En su retirada, Spada alcanzó a decir que su futuro será “en familia, mi familia me está esperando hace mucho tiempo y eso es muy importante”, destacó ante los micrófonos, luego de abrazar al ganador y desearle suerte. “Quedamos ahí a 4 décimas, prácticamente terminamos 49 a 49. Pero bueno, a veces se gana y otras se pierde, vine hasta acá a desearle suerte porque la Universidad merece tener suerte”, dijo Spada antes de perderse entre una multitud que gritaba en el largo pasillo.

Los búnkers, entre el júbilo y las acusaciones de traición

Desde el inicio, el clima fue muy diferente entre los simpatizantes de Spada y los de Ruiz. La clave de la elección, que fue la derrota oficialista en Económicas, provocó sorpresa y bronca entre los allegados del rector. Cerca del ganador decían, con orgullo, que le habían ganado a todo un aparato político.

Esta vez el aparato no pudo. Podía ser, según la mayoría de los análisis previos, el protagonista central del ballottage, la herramienta del oficialismo para revertir la ajustada y sorpresiva derrota de la primera vuelta. Ni la movilización del Rectorado, ni de la Federación Universitaria, ni los llamados telefónicos durante el fin de semana, ni la “mano” que decidió darle el gobierno municipal -o al menos una parte de él- a Oscar Spada consiguieron arrebatarle la victoria a Marcelo Ruiz. Es más, la distancia entre los dos candidatos se amplió.

“Qué boludos, qué boludos; ahora al aparato se lo pierden en el culo”, cantaban los estudiantes que habían trabajado para Ruiz. Muy cerca de allí, en un aula pesimista, el Espacio Independiente trataba de digerir la derrota y de convencerse de que, en realidad, no habían perdido sino que una alianza de partidos mayoritarios les ganó una “batalla, no la guerra”. Pero sus caras los contradecían.

Desde el momento en que comenzaron a abrirse las urnas el nerviosismo se palpaba en cada uno de los búnkers. Con una diferencia central: desde el inicio, en el de Ruiz se respiraba informalidad y optimismo. En el de Spada había gestos adustos, más formalidad pero, a la vez, un indisimulable aire de preocupación y angustia. Ya desde las 19 las postales en la secretaría de Economía, donde estaban los partidarios de Spada y el propio rector, y la del departamento de Matemáticas, donde se concentraba Ruiz, eran totalmente diferentes.

Una hora después del cierre de la votación, el oficialismo no salía de su asombro por lo que había pasado en Económicas. Esa facultad, donde la semana pasada el rector se impuso por 1,21 punto, se había “dado vuelta” y no faltaban los que hablaban, lisa y llanamente, de una traición. “Mañana hay que empezar la cacería de brujas”, se oyó, medio en broma, en el búnker oficialista.

¿Qué pasó en Económicas, clave en Proxy-Connection: keep-alive Cache-Control: max-age=0 victoria de la oposición? Spada sólo se sorprendió por el resultado pero no ensayó, al menos anoche, ninguna explicación. Pero dirigentes del oficialismo universitario, que revoloteaban cabizbajos fuera del búnker, le echaban directamente la culpa al gobierno municipal.

Para quien conoce la corriente de simpatía que existe entre el intendente Juan Jure y Spada y hasta el acuerdo político que había entre los dos, la frase generó sorpresa. “Desde la Municipalidad mandaron a votar en contra. Por eso se dio vuelta”, decía un spadista con rencor.

Pero un analista menos generalista de la política, enseguida corrigió el diagnóstico: en realidad, lo que sucedió, según la versión del oficialismo, es que las internas que tironean al gobierno municipal se trasladaron a la Universidad.

Sostenían que Fernando Lagrave, actual subsecretario de Educación del Municipio, que fue hasta 2008 decano de Económicas y que enfrentó durante ese año a Spada por el Rectorado, había “mandado” a votar en contra.

A las 19.30, en la mesa donde se recibían los resultados de cada mesa y se calculaba febrilmente la ponderación, Spada estaba encima por apenas 0,05 punto en la general. Pocos minutos después, un Aníbal Bessone impaciente decía que, a su juicio, la elección estaba definida a favor del oficialismo.

“Hay que esperar”, decía Spada con un gesto de negación. Lo preocupaba el revés en Económicas.

Un dato levantó el ánimo y generó, por primera vez, una corriente de alegría en el búnker oficialista. El rector había conseguido 40 votos más entre los docentes de Humanas y creían que ese empujón podía ayudar a revertir la bofetada de Económicas.

Pero, rápidamente, volvió la preocupación con la llegada de los cómputos de Estudiantes. “En Agronomía subieron un montón”, dijo, preocupada, la hija mayor de Spada.

Poco después de las 20 ya todo era pesimismo. Los cálculos oficialistas decían que estaban abajo por 0,80 punto y que la ventaja era indescontable.

En el búnker de Ruiz fluía una corriente distinta, eléctrica, aunque todavía contenida. Extrañamente, en ese ámbito de matemáticos, quienes manejaban los cómputos eran docentes de Ciencias Humanas.

Eran las 20.23 cuando Claudio Asaad, el excelente profesor de Ciencias de la Comunicación, pegó un grito: “Ganamos, ganamos”.

Pero Ruiz pidió un poco más de paciencia, si bien ya se olfateaba que la brecha era imposible de remontar para el oficialismo. El festejo no se demoró mucho más.

A los pocos minutos, en el pasillo que llevaba hasta el búnker de Ruiz, el rector que se va y el que viene se encontraron y se dieron un abrazo. Spada felicitó al ganador y lo mandó a festejar con su gente.

En la fiesta que se armó fuera del departamento de Matemática estaban los militantes de Libres del Sur, el concejal Eduardo Scoppa, de la Coalición Cívica, los dirigentes de la CTA, que festejaban el triunfo sobre sus adversarios de la CGT y decían que le habían ganado a un aparato encabezado por dirigentes del PJ, del radicalismo, del oficialismo municipal y hasta de la Federación Universitaria.

Los derrotados dirigentes del Espacio Independiente, aliados de Spada, no salían de su asombro, acostumbrados como están a arrasar en la mayoría de las elecciones.

Cuando Ruiz se abrazó con uno de sus simpatizantes, le preguntaron: “¿Y ahora?”.

No hay comentarios: