lunes, 4 de julio de 2011

La precarización al palo. Por Juan Carlos Giuliani

La problemática de la precarización laboral fue uno de los ejes principales de los discursos durante los múltiples actos realizados por la Central de Trabajadores de la Argentina en todo el país en el marco de las conmemoraciones del Día del Trabajador.

* Secretario de Relaciones Institucionales de la CTA

Es que la precarización laboral, la tercerización, los contratos basura, la falta de oportunidades, los salarios por debajo de la canasta familiar y la necesidad de trabajar 14 horas por día para llegar a fin de mes parecen situaciones normales: si hay que ponerle un rostro a esta emergencia laboral, ese rostro es el de los jóvenes y las mujeres.

Los dos sectores de la sociedad que con mayor enjundia protagonizan la lucha cotidiana por la libertad y democracia sindical, por la justa distribución de la riqueza, por la conformación de organizaciones sindicales de nuevo tipo.

Un estudio privado basado en los frágiles datos de la Encuesta Permanente de Hogares del INDEC, asegura que el 52% de los trabajadores ocupados –8 millones entre asalariados, autónomos y cuentapropistas- no cuenta con lo que se denomina un “trabajo decente”.

Esto puede ser porque no está registrado, o si figura “en blanco” trabaja más horas que las legales o tiene condiciones laborales deficientes porque no cobra los días de enfermedad, las vacaciones o el aguinaldo.

Además, de los asalariados “en negro”, una alta proporción -el 44% del total- trabaja en empresas formales o registradas. Todo esto implica que el trabajo irregular no es un problema que concierne solamente a la economía informal, sino que también es común en algunos sectores de la economía formal.

La presencia de un amplio segmento de ocupados no registrados es consecuencia de varias décadas de insatisfactoria evolución económica y del empleo, actualmente el 33,7% de los trabajadores en relación de dependencia no están debidamente registrados; lo cual implica que 4 millones de trabajadores no tienen acceso a los beneficios de la seguridad y protección social.

La precarización laboral es una soga que asfixia la dignidad del trabajador. Un veneno que corroe al conjunto de la sociedad. El trabajo en negro ahonda la catástrofe social. Su vigencia en el tiempo está directamente vinculada con la falta de libertad y democracia sindical.

El trabajo chatarra existe en tanto y en cuanto se sigue sin reconocer a los trabajadores el derecho a organizarse según su leal saber y entender, sin padrinazgos de ninguna especie, respondiendo únicamente a los intereses de la clase.

El fraude laboral es ejercido por las patronales al amparo de un sistema que los protege. El Estado -nacional, provincial o municipal- es uno de los principales precarizadores. Miles de trabajadores revisten como empleados públicos a través de formas de contratación peyorativas y flexibilizadoras.

La lucha por trabajo y salarios dignos, el combate frontal a la tercerización y el trabajo esclavo, la vigencia de Paritarias libres y la inmediata convocatoria al Consejo del Salario, constituyen las prioridades en el quehacer de la CTA. No existe democracia y libertad sin justicia social.

La precarización al palo

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