miércoles, 3 de diciembre de 2008

La salud del trabajo


Hace un año que la Universidad no puede ser la misma. Lo chicos estudian, los profesores dan sus clases y avanzan en sus investigaciones, los directivos se ocupan de organizar la actividad, los trabajadores no docentes completan con sus tareas todo lo necesario; pero la Universidad no puede ser la misma. Hace un año, ya, que tratamos de aprender cómo se vive después de perder un hijo, una hermana, un padre. Con nuestros compañeros, con nuestros colegas, con nuestros familiares muertos, víctimas de la tragedia, sepultamos también un futuro con título, una vida de trabajo, la alegría de la familia. Las heridas son preguntas abiertas.
En esta Ciudad de matices y contrastes, no todos venimos a la Universidad, pero hoy somos todos universitarios, porque si una Institución hay que promueva los valores más altos de la voluntad colectiva de mejorar, en espíritu y desarrollo, ese lugar en nuestro mundo es la Universidad Pública.

Compañeras y compañeros universitarios, no se puede partir el dolor, si se pudiera quisiéramos abrazar en nuestros corazones la parte de pena que pueda aliviar tanta angustia.. Desde el espacio de la Mesa Social, siempre hemos sentido nuestra a la Universidad Nacional de Río Cuarto, siempre hemos contado con ustedes, de manera que en esta fecha, de fatídica conmemoración, queremos que sepan que también compartimos profundamente el sufrimiento.
Resta no eludir las causas del dolor, no escapar a la verdad por amarga. La explosión de la Planta Piloto no fue una fatalidad inevitable, tampoco es una excepción. En el actual mundo del trabajo, a diario los trabajadores padecemos condiciones laborales que ponen en riesgo nuestra integridad. Y por eso duele más la tragedia. Porque no hay nada más saludable que el trabajo digno que nos permite desarrollarnos, se hace tanto más perverso que, por la precariedad de las condiciones, los trabajadores dejen su salud en el trabajo.
El único cementerio es la memoria. Esta frase, escrita también desde la pérdida, apunta a recordarnos lo que se juega en el recuerdo. Hoy es un día para sentir que la memoria puede ser un cielo en la tierra, si unidos por el dolor ponemos una flor imaginaria en el día de mañana, y decimos nunca más seis vidas menos, nunca más un cinco de diciembre, nunca más una tragedia por causas que podamos evitar.

MESA SOCIAL RÍO CUARTO

Cinco de Diciembre de 2008

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