EL rico aroma de la comida casera, con un ingrediente que no puede faltar: LA SOLIDARIDAD!!!!
El sábado a la mañana, tempranito el Malón fue llegando al Centro Comunitario Quena, con los bizcochitos para tomar unos mates y largar con el trabajo. El trabajo que es mucho, ya que todos los fines de semana se hace la comida para vecinos del norte de la ciudad, alrededor de cien personas entre hombres, mujeres y niños llegan con sus ollas a buscar lo que se prepara en el Centro.
Desde muy temprano María, Bibiana, Mariela y otras compañeras del barrio comenzaron a preparar todo, a picar las cebollas y pelar las papas, luego se sumó Adrián que puso el pollo a cocinar. Fueron llegando más compañeras (Rafa, Lucí y Gaby) cargadas con bolsas y con la infaltable bandera Malonera porque la feria de ropa se haría ese mismo día.
Al mediodía el rico aroma interrumpía el ropero que comenzaba en el patio, los vecinos buscaban la comida y alguna pilcha, y también se iban con fanzin en mano que contiene información sobre nuestra Organización, la CTA y las actividades barriales. Ya estaba listo el pollo con salsa, por orden de llegada fueron retirando la porción del día con una fruta de postre.
Y así se iba terminando la jornada mientras se levantaban las pilchas que sobraron, se lavaban las ollas, poco a poco todo quedaba en orden para que el lunes regresen las compañeras que participan del programa de alfabetización “Yo, sí puedo”. El Malón se despidió, sólo por hoy, porque siempre está el compromiso de volver al otro día.
El sábado a la mañana, tempranito el Malón fue llegando al Centro Comunitario Quena, con los bizcochitos para tomar unos mates y largar con el trabajo. El trabajo que es mucho, ya que todos los fines de semana se hace la comida para vecinos del norte de la ciudad, alrededor de cien personas entre hombres, mujeres y niños llegan con sus ollas a buscar lo que se prepara en el Centro.
Desde muy temprano María, Bibiana, Mariela y otras compañeras del barrio comenzaron a preparar todo, a picar las cebollas y pelar las papas, luego se sumó Adrián que puso el pollo a cocinar. Fueron llegando más compañeras (Rafa, Lucí y Gaby) cargadas con bolsas y con la infaltable bandera Malonera porque la feria de ropa se haría ese mismo día.
Al mediodía el rico aroma interrumpía el ropero que comenzaba en el patio, los vecinos buscaban la comida y alguna pilcha, y también se iban con fanzin en mano que contiene información sobre nuestra Organización, la CTA y las actividades barriales. Ya estaba listo el pollo con salsa, por orden de llegada fueron retirando la porción del día con una fruta de postre.
Y así se iba terminando la jornada mientras se levantaban las pilchas que sobraron, se lavaban las ollas, poco a poco todo quedaba en orden para que el lunes regresen las compañeras que participan del programa de alfabetización “Yo, sí puedo”. El Malón se despidió, sólo por hoy, porque siempre está el compromiso de volver al otro día.
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