En la primera reunión de la nueva conducción de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) realizada el 29 de diciembre de 2010 en el Salón Azul de la sede nacional de Piedras 1065 de la Capital Federal, se resolvió que este año se volverá a convocar a la Marcha Nacional que se inscribe en la Campaña "El hambre es un crimen" impulsada por el Movimiento de los Chicos del Pueblo.
De acuerdo a esa disposición, la caravana partirá desde la provincia de Misiones, una de las más castigadas por los casos de desnutrición infantil, en una fecha que, posiblemente, sea anunciada en el transcurso del Congreso Federal Nacional de Delegados de la Central que deliberará en Mar del Plata los días 23 y 24 de marzo.
La CTA participa desde su inicio de esta campaña de concientización y acción efectiva para terminar con la inmoralidad del hambre que viven nuestros pibes.
Resulta prioritario construir otro escenario para modificar la injusta matriz de distribución del ingreso que mantiene preso a un amplio sector social de una situación de marginalidad. La desigualdad, la pobreza, el desempleo son factores a desterrar. Corresponde articular todos los esfuerzos para evitar que esas mutilaciones al derecho de ciudadanía se naturalicen en el imaginario colectivo.
Es necesario instalar la idea de que es posible construir otra sociedad, distinta, basada en la igualdad, en la inclusión, en el concepto de que a todos les corresponden todos los derechos. El pueblo organizado tiene derecho a exigirle al Estado que le garantice ese tratamiento igualitario.
Y para los que cacarean desde sus cómodas poltronas que esta campaña ya no tiene razón de ser en la actualidad y que el hambre dejó de ser un problema en la Argentina, habría que invitarlos a recorrer el conourbano bonaerense, Misiones, Formosa, el Gran Córdoba, Chaco, Tucumán, el Gran Rosario, Salta, etc. El país real sigue lacerado por la muerte diaria de chicos por falta de comida en un país donde se fabrican alimentos para más de 300 millones de personas.
El Hambre es un crimen. Hay que detenerlo. Sí o sí. Porque en nuestro país no faltan ni alimentos, ni platos, ni madres, ni médicos, ni maestros. Faltan, en cambio, la voluntad política, la imaginación institucional, la comprensión cultural y las ganas de construir una sociedad de semejantes que asegure a nuestros hijos las oportunidades vitales para que puedan crecer con dignidad.
La infancia es por lo tanto la gran oportunidad de la sociedad para mejorarse a sí misma en lo biológico, en lo cultural, en lo económico, en lo político. La infancia es el terreno más fértil para sembrar inteligencia, trabajo, creatividad, justicia, paz y democracia.
Sin una infancia sana, amasada y entera es impensable una Argentina mejor. Por ello, es urgente que vuelva a imperar el apotegma emblemático de la Justicia Social en un Estado de Bienestar: “Los únicos privilegiados son los niños”.
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