Después de insistir durante  casi un año, los trabajadores  universitarios afiliados a la Asociación  de Trabajadores del Estado (ATE-CTA)  consiguieron que el rector Oscar Spada  autorizara la retención de la cuota  sindical de sus salarios. Los dirigentes  ahora dicen que irán por más: exigen  reconocimiento para sus delegados  gremiales y piden que les abran una paritaria  paralela a la que actualmente viene  protagonizando el gremio no docente  ATURC, que responde a la CGT de Hugo Moyano.
La  resolución rectoral, que lleva las firmas del  rector Oscar Spada y del secretario  general Armando Becerra, indica la  decisión de “autorizar a la Dirección de  Recursos Humanos de la Universidad a  habilitar un código de retención -el 935- y,  en consecuencia, practique la  implementación del descuento del 2.20 por  ciento correspondiente a la cuota  sindical, sobre los haberes del personal no  docente de esta Universidad afiliado a  la Asociación Trabajadores del Estado  (ATE)”, aunque en un segundo artículo  destaca que “no implica a favor de ATE ningún  reconocimiento de  representatividad gremial en el  ámbito de esta Universidad”.
Sin  embargo, esta admisión  institucional de un nuevo sector  sindical en la Universidad es un nuevo revés  para el gremio que condujo durante diez  períodos consecutivos -30 años- Nelso  Farina, quien sigue siendo el secretario  general de la FATUN -Federación Nacional  de los Trabajadores de Universidades Nacionales-, cargo  que ocupa desde hace 24 años. Ahora conviven en la  Universidad dos gremios que representan a los  no docentes.
La decisión del rector llegó  después de que el oficialismo del gremio no  docente lograra a gatas por siete votos  retener la conducción, que ahora está en  manos de Eduardo Tello y lo tiene a Farina  como primer congresal nacional.
Si bien el  descuento de la cuota sindical para los de ATE  recién se comenzó a aplicar en el primer mes de  este año, la resolución rectoral fue  firmada el 19 de octubre, un día antes de que los  trabajadores no docentes se opusieran a  la aceptación de los fondos provenientes de la  mina catamarqueña La Alumbrera, y 25  después de que frente al intento de llamar a  asamblea universitaria por parte del rector  para terminar la reforma del estatuto,  la representante no docente, junto con los  estudiantes, abandonaran el recinto del  Consejo Superior, acompañados por un  nutrido grupo de manifestantes  compuesto por trabajadores y  estudiantes, que a viva voz reclamaron por  “la democratización universitaria”  y la modificación en los porcentajes de  representación que le corresponden a los  claustros.
La treintena de afiliados que hoy  tiene ATE en la Universidad responden a la  Agrupación Peco Duarte -nombre de un empleado  de la casa de estudios desaparecido por  la dictadura militar-, que se conformó a  fines de octubre de 2007, como un nuevo  espacio político sindical que  germinó al calor de la disconformidad con el  reencasillamiento no docente.
Hoy el  gremio mayoritario cuenta con 370  afiliados activos, sobre un total de 510  trabajadores. Y los representantes de  ATE dicen que ahora con el descuento por planilla  saldrán a la caza de nuevos afiliados, con la mira  puesta en los desilusionados de  ATURC.
“El rector hizo lo que tenía que  hacer”
Adrián Ávalos, secretario de  Organización de ATE, dijo: “Reafirmamos  la autonomía y, sin estar exentos de las  coyunturas dentro de la Universidad, no  queremos depender de si Spada se lleva bien o no  con Farina o con Tello. No puede ser que dos o tres  definan el destino de los trabajadores,  hay que rebelarse contra esas cosas. Esta vez, el  rector hizo lo que tenía que hacer”. Y agregó: “En  muchas universidades, ATE ya tiene  reconocimiento y se ha formado una mesa  nacional, en la que Río Cuarto tiene un  representante. Queremos un  reconocimiento real”.
Fernando Más,  delegado de la Universidad en ATE,  consideró: “Tuvimos que esperar casi una  año para que nos hicieran el descuento. Pero  hemos conseguido un reconocimiento.  Hoy los trabajadores pueden decidir en qué  gremio quieren estar. Y vamos a seguir  luchando, vamos a ir por las paritarias y a  exigir participar de los concursos, lo cual va a  ser un reconocimiento más amplio”.
“El  rector tomó una decisión acertada, porque en  el país se está imponiendo la libertad  sindical. Estará en la conciencia de él si nos lo  ha dado por reprender a los otros o no. Lo cierto es que  esto es un logro nuestro, para lo cual venimos  presionando desde hace un año”.
“Lo  principal es la lucha por la recomposición  salarial, la gran mayoría gana mucho menos  que la canasta básica de 4.400 pesos, el sueldo de  la categoría más baja no supera los 2 mil y  pico de pesos. Y vamos a insistir con la  seguridad laboral y con que se cumpla con los  organigramas que hoy no se  respetan”.
Silvana Geuna,  secretaria de prensa de ATE, sostuvo: “Hoy la CTA  como herramienta de construcción de una  política sindical es superadora  respecto de la CGT. Y en la Universidad hemos  dado un paso importante en la construcción de  una herramienta de poder diferente. La  gente en la medida que vea que hay coherencia irá  acompañando”.
Presión
El año  pasado, los impulsores de ATE en la  Universidad hicieron dos ruidosas  movilizaciones en el campus y un paro de 24  horas en el comedor para evitar nuevas  contrataciones. Una fue en abril, cuando  reclamaron aumento salarial,  jubilación del 82% móvil, blanqueo de  salarios y seguridad laboral,  oportunidad en la que los manifestantes  exhibieron en grandes afiches los recibos de  sueldos, según los cuales: un no docente  categoría cuatro -de un escalafón de  siete -, con 15 años de antigüedad suma un total  de haberes de 3.338,79 pesos, de los que aplicados los  descuentos de aportes jubilatorios,  seguro de vida y obra social, resulta un  sueldo de bolsillo de 2.728,01 pesos; un empleado  de la categoría más baja -siete-, con nueve años  de antigüedad tiene un total de haberes de  2.603,31 pesos, que aplicados los mismos  descuentos, se traducen en 2.124,92 pesos de  bolsillo; y un jubilado no docente de  categoría cinco del régimen laboral  anterior, establecido por el decreto  2213 -escalafón de once categorías-  cobra de bolsillo 808,96 pesos. La otra protesta  tuvo lugar en agosto y exigieron la libertad  de agremiación, además del suplemento por  riesgo laboral, mejores condiciones de  trabajo, la recuperación de la  antigüedad del 3 por ciento por año trabajado  y el cese de la realización de contratos para  la cobertura de cargos no docentes.
Fuente: Diario Puntal
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