El
secretario general de la CTA, Pablo Micheli, dió un encendido discurso
en el marco del V Encuentro Sindical Nuestra América realizado la semana
pasada en México. Allí abogó por la unidad y la movilización de masas
para garantizar las transformaciones que Latinoamérica necesita y la
indispensable autonomía de los gobiernos.
Entre
el 21 y el 23 de mayo se realizó en México el V° Encuentro Sindical
Nuestra América (ESNA) con la presencia de 205 delegados
internacionales, que representan a 20 países del continente, y 300
delegados mexicanos representando a los 21 estados locales.
En ese marco, Pablo Micheli, secretario general de la CTA encabezó una importante delegación argentina integrada, entre otros, por Víctor Mendibil (FJA), Julio Fuentes (ATE), Guillermo Díaz (UOM Villa Constitución), Julio Gambina, presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas (FISYP), entre otros representantes de la CTA.
En el marco de dicho encuentro internacional Pablo Micheli tuvo la oportunidad de dirigirse a los más de 500 delegados mexicanos e internacionales reunidos en las instalaciones del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).
Allí Micheli agradeció la invitación en nombre de la CTA y saludó especialmente a los compañeros del SME por la atención recibida y por su ejemplo de dignidad y resistencia.
En su alocución se refirió a la crisis mundial del capitalismo y, en especial, a la gran resistencia de los pueblos en Europa que no siempre son acompañados por las centrales sindicales.
El dirigente de la CTA se refirió a la situación latinoamericana al cumplirse 20 años de la Cumbre de Río, sobre la próxima participación en el encuentro Río + 20 y, a través de estadísticas, cómo las cosas no han cambiado demasiado. En ese sentido destacó que las organizaciones de trabajadores latinoamericanas deberíamos interpelarnos sobre nuestro papel y la independencia necesaria de los gobiernos progresistas o no. Exceptuando, en ese análisis, el caso cubano y la Venezuela de Chavez “donde pueblo y gobierno son un mismo puño pero en el resto de los países los gobiernos poco tienen en cuenta a los sindicatos y los movimiento sociales”.
En ese mismo sentido manifestó que “el poder de la clase trabajadora debe estar al margen de los vaivenes de los propios gobiernos, sin ser indiferentes, pero manteniendo nuestra autonomía más allá de los procesos electorales. Pero para eso es indispensable construir unidad y movilización de masas para garantizar las transformaciones necesarias”.
Instó a los presente a consolidar el Encuentro Sindical Nuestra América en cada país y en cada región, apoyó la lucha de los electricistas mexicanos y recordó a viva voz que “Las Malvinas son argentinas y de Latinoamérica”.
Finalizó su intervención parafraseando a José Martí:“Solo hacemos lo que debemos, no lo que queremos o podemos. Hagámoslo o la historia no nos absolverá”.
En ese marco, Pablo Micheli, secretario general de la CTA encabezó una importante delegación argentina integrada, entre otros, por Víctor Mendibil (FJA), Julio Fuentes (ATE), Guillermo Díaz (UOM Villa Constitución), Julio Gambina, presidente de la Fundación de Investigaciones Sociales y Políticas (FISYP), entre otros representantes de la CTA.
En el marco de dicho encuentro internacional Pablo Micheli tuvo la oportunidad de dirigirse a los más de 500 delegados mexicanos e internacionales reunidos en las instalaciones del Sindicato Mexicano de Electricistas (SME).
Allí Micheli agradeció la invitación en nombre de la CTA y saludó especialmente a los compañeros del SME por la atención recibida y por su ejemplo de dignidad y resistencia.
En su alocución se refirió a la crisis mundial del capitalismo y, en especial, a la gran resistencia de los pueblos en Europa que no siempre son acompañados por las centrales sindicales.
El dirigente de la CTA se refirió a la situación latinoamericana al cumplirse 20 años de la Cumbre de Río, sobre la próxima participación en el encuentro Río + 20 y, a través de estadísticas, cómo las cosas no han cambiado demasiado. En ese sentido destacó que las organizaciones de trabajadores latinoamericanas deberíamos interpelarnos sobre nuestro papel y la independencia necesaria de los gobiernos progresistas o no. Exceptuando, en ese análisis, el caso cubano y la Venezuela de Chavez “donde pueblo y gobierno son un mismo puño pero en el resto de los países los gobiernos poco tienen en cuenta a los sindicatos y los movimiento sociales”.
En ese mismo sentido manifestó que “el poder de la clase trabajadora debe estar al margen de los vaivenes de los propios gobiernos, sin ser indiferentes, pero manteniendo nuestra autonomía más allá de los procesos electorales. Pero para eso es indispensable construir unidad y movilización de masas para garantizar las transformaciones necesarias”.
Instó a los presente a consolidar el Encuentro Sindical Nuestra América en cada país y en cada región, apoyó la lucha de los electricistas mexicanos y recordó a viva voz que “Las Malvinas son argentinas y de Latinoamérica”.
Finalizó su intervención parafraseando a José Martí:“Solo hacemos lo que debemos, no lo que queremos o podemos. Hagámoslo o la historia no nos absolverá”.
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