El
viernes pasado, la Asamblea de Flores cumplió diez años desde la
recuperación de la ex Clínica Portuguesa. Marcha dialogó con Nicolás
Lovarvo, uno de sus integrantes, sobre estos diez años y los cambios que
se produjeron en el país y en las asambleas y organizaciones barriales.
El
sábado no fue un día más para los vecinos de Flores. En Avellaneda al
2100, los integrantes de la Asamblea cortaron la calle, prepararon el
escenario y tiraron la casa por la ventana. Con bandas en vivo, el ritmo
de las murgas (propias y amigas) y decena de vecinos conmemoraron sus
primeros diez años de vida.
La Asamblea de Flores se concibe como un espacio político, cultural, territorial y social. Nacido al calor de las asambleas del 2001, sus integrantes se instalaron en la ex Clínica Portuguesa el 31 de agosto de 2002 y allí comenzaron primero un merendero y luego un comedor. Hoy forman parte de la CTA y tienen una cooperativa de vivienda, cuentan con un espacio cultural, un bachillerato popular y un espacio de radio.
Nicolás Lovarvo, integrante de la Asamblea, reflexionó sobre los logros y las dificultades de esta década y los desafíos a futuro.
-¿Cómo fueron los primeros años de la Asamblea?
En realidad la asamblea surge, como la mayoría, después de diciembre de 2001. Pero pocos meses después vimos la necesidad de recuperar un espacio en el barrio y fue así que ocupamos la ex Clínica Portuguesa, que estaba abandonada desde 1998. Uno de los ejes que laburamos muy fuerte, desde los inicios fue el de la vivienda. De hecho un par de años después decidimos reacondicionar la clínica para aprovechar las habitaciones y solucionar el problema habitacional de muchos vecinos del barrio. Rápidamente hubo alrededor de 35 familiares viviendo y constituimos la cooperativa de vivienda “Casa Social de Flores Ltda”, que hoy aglutina unas 50 familias.
-Muchas asambleas populares del 2001 se disolvieron, ¿Por qué crees que eso no sucedió en la Asamblea de Flores?
Más allá de que surgimos como asamblea popular y reivindicamos ese proceso porque nos dio origen y porque reivindicamos las pretensiones de democracia directa y participación popular de ese momento, de alguna manera también nos consolidamos como organización popular con su propia dinámica. El espacio físico también fue fundamental para eso. Abrir el espacio físico, un comedor esto también permitió solidificar nuestro espacio.
-¿Cuáles son los principales ejes que vienen trabajando hoy?
El de la vivienda sigue siendo un eje central. En el 2009 la justicia avanzó con el juicio por el quiebre de la clínica y nosotros debimos rechazar de forma masiva un intento de desalojo. Desde entonces, iniciamos un proceso de negociación para quedarnos con parte del terreno y comenzar la construcción de viviendas.
Otro eje importante es el de la creación artística y cultural, por lo que hace años fundamos el Espacio Cultural “VeinteFlores” y, posteriormente, el proyecto de Murga “La Luchadora de Flores”. La murga es uno de los espacios centrales porque genera inclusión y relación con el conjunto del barrio. Otro eje fundamental es el educativo. En 2010 iniciamos el Bachillerato Popular “20 Flores” por donde pasaron ya más de 150 estudiantes y que ha sido reconocido por el Estado. Finalmente, este año empezamos un programa de radio, en articulación con el espacio cultural, el bahi, la murga. Está la ambición de que, en un futuro, pueda ser una radio….
-¿Qué ha cambiado del 2001 a hoy?
Hoy podríamos decir que cambió el valor del “hacer política”. Puede ser que en el 2001 hubiera más participación. O uno tiene la percepción de que había más movilizaciones, pero las instancias de discusión política estaban atravesadas o congeladas por años de neoliberalismo. Hoy hay más experiencia. En el 2001 veníamos de un Estado destrozado, vaciado, arrancaba todo desde cero. Y los cambios en estos años también se ven en la organización. Nosotros como organización, en este proceso pensamos en generar instancias de nueva institucionalidad, que no es la democracia republicana, burguesa, sino que tiene que ser participativa y superadora de lo que está dado.
-¿Cuáles son los desafíos para los próximos años?
Nuestra idea es seguir expandiendo nuestra construcción hacia otras esferas, para tener mayor participación. Otro de los saldos que queda es el crecimiento de la organización en la participación más global de la institucionalidad. Hay una Ley de Comunas que permite pensar referentes de la comuna. La idea de la asamblea es constituirse una opción política para la Comuna.
Por otro lado, en el eje de la vivienda nuestro objetivo es lograr salir de la situación habitacional precaria y pasar a la construcción de las cincuenta viviendas. Cuando esto suceda además vamos a tener que pensar en qué espacio va a funcionar todo lo que hoy funciona, vamos a necesitar un espacio físico para el bachillerato, que esté acondicionado y que es responsabilidad del Estado. Vamos a seguir peleando por el financiamiento integral, el mobiliario y las viandas para el bachillerato popular. En fin, vamos a seguir construyendo organización, construyendo nueva institucionalidad participativa y popular con el objetivo de ser cada vez más hombres y mujeres organizados.
Fuente: www.marcha.org.ar; www.ctacapital.org.ar
La Asamblea de Flores se concibe como un espacio político, cultural, territorial y social. Nacido al calor de las asambleas del 2001, sus integrantes se instalaron en la ex Clínica Portuguesa el 31 de agosto de 2002 y allí comenzaron primero un merendero y luego un comedor. Hoy forman parte de la CTA y tienen una cooperativa de vivienda, cuentan con un espacio cultural, un bachillerato popular y un espacio de radio.
Nicolás Lovarvo, integrante de la Asamblea, reflexionó sobre los logros y las dificultades de esta década y los desafíos a futuro.
-¿Cómo fueron los primeros años de la Asamblea?
En realidad la asamblea surge, como la mayoría, después de diciembre de 2001. Pero pocos meses después vimos la necesidad de recuperar un espacio en el barrio y fue así que ocupamos la ex Clínica Portuguesa, que estaba abandonada desde 1998. Uno de los ejes que laburamos muy fuerte, desde los inicios fue el de la vivienda. De hecho un par de años después decidimos reacondicionar la clínica para aprovechar las habitaciones y solucionar el problema habitacional de muchos vecinos del barrio. Rápidamente hubo alrededor de 35 familiares viviendo y constituimos la cooperativa de vivienda “Casa Social de Flores Ltda”, que hoy aglutina unas 50 familias.
-Muchas asambleas populares del 2001 se disolvieron, ¿Por qué crees que eso no sucedió en la Asamblea de Flores?
Más allá de que surgimos como asamblea popular y reivindicamos ese proceso porque nos dio origen y porque reivindicamos las pretensiones de democracia directa y participación popular de ese momento, de alguna manera también nos consolidamos como organización popular con su propia dinámica. El espacio físico también fue fundamental para eso. Abrir el espacio físico, un comedor esto también permitió solidificar nuestro espacio.
-¿Cuáles son los principales ejes que vienen trabajando hoy?
El de la vivienda sigue siendo un eje central. En el 2009 la justicia avanzó con el juicio por el quiebre de la clínica y nosotros debimos rechazar de forma masiva un intento de desalojo. Desde entonces, iniciamos un proceso de negociación para quedarnos con parte del terreno y comenzar la construcción de viviendas.
Otro eje importante es el de la creación artística y cultural, por lo que hace años fundamos el Espacio Cultural “VeinteFlores” y, posteriormente, el proyecto de Murga “La Luchadora de Flores”. La murga es uno de los espacios centrales porque genera inclusión y relación con el conjunto del barrio. Otro eje fundamental es el educativo. En 2010 iniciamos el Bachillerato Popular “20 Flores” por donde pasaron ya más de 150 estudiantes y que ha sido reconocido por el Estado. Finalmente, este año empezamos un programa de radio, en articulación con el espacio cultural, el bahi, la murga. Está la ambición de que, en un futuro, pueda ser una radio….
-¿Qué ha cambiado del 2001 a hoy?
Hoy podríamos decir que cambió el valor del “hacer política”. Puede ser que en el 2001 hubiera más participación. O uno tiene la percepción de que había más movilizaciones, pero las instancias de discusión política estaban atravesadas o congeladas por años de neoliberalismo. Hoy hay más experiencia. En el 2001 veníamos de un Estado destrozado, vaciado, arrancaba todo desde cero. Y los cambios en estos años también se ven en la organización. Nosotros como organización, en este proceso pensamos en generar instancias de nueva institucionalidad, que no es la democracia republicana, burguesa, sino que tiene que ser participativa y superadora de lo que está dado.
-¿Cuáles son los desafíos para los próximos años?
Nuestra idea es seguir expandiendo nuestra construcción hacia otras esferas, para tener mayor participación. Otro de los saldos que queda es el crecimiento de la organización en la participación más global de la institucionalidad. Hay una Ley de Comunas que permite pensar referentes de la comuna. La idea de la asamblea es constituirse una opción política para la Comuna.
Por otro lado, en el eje de la vivienda nuestro objetivo es lograr salir de la situación habitacional precaria y pasar a la construcción de las cincuenta viviendas. Cuando esto suceda además vamos a tener que pensar en qué espacio va a funcionar todo lo que hoy funciona, vamos a necesitar un espacio físico para el bachillerato, que esté acondicionado y que es responsabilidad del Estado. Vamos a seguir peleando por el financiamiento integral, el mobiliario y las viandas para el bachillerato popular. En fin, vamos a seguir construyendo organización, construyendo nueva institucionalidad participativa y popular con el objetivo de ser cada vez más hombres y mujeres organizados.
Fuente: www.marcha.org.ar; www.ctacapital.org.ar
* Equipo de Comunicación de la CTA Capital Federal
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