El “Tano” está exultante. Como cuando Lanús, su equipo, fue campeón. Repite que la Constituyente Social que la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA) convocó el pasado 24 y 25 de octubre en Jujuy superó toda expectativa.
Para Víctor De Gennaro –secretario de Relaciones Institucionales y ex secretario general de la entidad sindical–, fue el inicio de un movimiento que busca “no delegar más”.
En lo inmediato, la CTA, con Hugo Yasky a la cabeza, le pidió al Gobierno un paquete de medidas ante la crisis: frenar los despidos por seis meses, lanzar un “mega plan” de obras públicas y llamar a un Consejo Federal de Desarrollo. En el largo plazo, el objetivo es más ambicioso: protagonizar una experiencia similar a la del PT en Brasil. Aunque sin determinar aún quién hará las veces de Lula. De Gennaro dice que es un proceso. Que puede ser cualquiera. Y que él no les tiene miedo a las candidaturas.
En Jujuy, el slogan de la CTA fue “ahora es cuando”. ¿Por qué?
Es la convocatoria a construir una fuerza propia para cambiar este sistema perverso. Eso me quedó en claro en la asunción de Lugo. Ese día en Paraguay éramos muchos los compañeros del campo popular. Por la CTA, estábamos Yasky, Claudio Lozano, Pablo Micheli y yo. También estaban Pino Solanas, Martín Sabbatella, Hermes Binner y otros. La primera vez que fui a Paraguay fue en el ’82 y en toda América latina había gobiernos militares. Hoy, más allá de lo que uno piense de cada gestión, los paraguayos tienen a Lugo, Cristina está por la Argentina, Tabaré por Uruguay, Bachelet por Chile, Lula en Brasil y Evo Morales en Bolivia. Ni te digo Chávez, en Venezuela, y Correa, en Ecuador. Si no es ahora, ¿cuándo? ¿Cuándo vamos a transformar este sistema que provoca hambre y pobreza? No hay que delegar más, hay que construir fuerza propia. A eso convocamos en Jujuy.
El fallo de la Corte fue otro espaldarazo...
Eso es otra historia. Pasó por encima de la mezquindad del Gobierno y nos dio mucho más de lo que pedíamos. Igualó a las organizaciones simplemente inscriptas con las que tienen personería y terminó con el verso. Mostró que los que quieren pelear tienen legalidad para hacerlo. Sin decirlo, nos dio la personería gremial: ahora podemos defender a nuestros delegados. Encima, quedó en evidencia que el kirchnerismo no lo hacía porque no quería. El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, y el Gobierno demostraron que no están de acuerdo, que priorizaron su alianza con los grupos económicos y con la CGT, que es su socio en la interna del Partido Justicialista.
Según la CGT, debilita la unidad de los trabajadores.
Sí, claro, por eso la patronal aplaudió el fallo, ¿no? Al contrario, dijo: “Guarda, que es peligroso”. (Daniel) Funes de Rioja (N. del R.: perteneciente a la Unión Industrial) defendió el modelo anterior en Ginebra, en nombre de los empresarios y con la CGT. Pero ojo: la medida no garantiza la unidad ni el triunfo de los trabajadores, eso lo garantizamos nosotros con fuerza propia. Lo que hizo la Corte fue legalizar a los que quieren organizarse para que no los echen como a perros. No entiendo a un dirigente que tenga miedo de que los trabajadores elijan delegados. Nunca me preocupó el exceso de democracia.
Desde el Poder Ejecutivo se quejan de que la CTA un día apoya y al otro hace oposición.
Si el Gobierno convoca para terminar con las AJFP, nosotros nos movilizamos para apoyarlo. Y cuando Kirchner derogó las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final, fuimos al Congreso para que se apruebe. Ahora, también repudiamos que hayan firmado la ley antiterrorista, la propuesta de Blumberg o la ley de movilidad jubilatoria. Pero, claro, eso no les gusta: sos oficialista o sos opositor. ¿Dónde está escrito eso? Nosotros tenemos un proyecto. Y hoy hay 1.400.000 rebeldes que creen que podemos tener distintos pensamientos pero ser parte de un proceso unitario mayor.
Aunque en el caso de la resolución 125 hubo dos líneas internas en la CTA...
No. Se tuvo una postura única: exigir retenciones segmentadas, beneficiando al pequeño y mediano productor y al campesinado, que no es lo que presentó el Gobierno. Ahora, si después algún compañero se sintió convocado por Kirchner a la Plaza de Mayo o, como yo, no fue a ningún lugar, eso es otra cosa. Nosotros no somos forros de nadie. Fijate que tanto dijeron que la CTA se fracturaba, pero la que se quebró fue la CGT.
¿Qué opina de la discusión sobre el tema inseguridad?
Lo perverso, lo inmoral, es que hay chicos que se están muriendo de hambre y hay funcionarios que plantean que los pibes son el enemigo, que hay que bajarles la edad de imputabilidad, que hay que matarlos. En Jujuy, el 70 por ciento que asistió a la convocatoria eran jóvenes. Ellos pueden ser el motor del cambio, por eso se los mata con el paco, con el gatillo fácil y con la persecución a través de nuevas leyes. Y cada vez, desde más chicos, porque son peligrosos, son el futuro.
¿La sociedad argentina es de derecha?
Es equivocado hablar en nombre de la sociedad argentina, porque así se le echa la culpa de lo que piensan unos pocos. Ningún presidente, ni el gobernador bonaerense, ni Mauricio Macri, convocan a una consulta popular por estos temas. Saben que la sociedad no los aprueba. Pero de eso no se habla. Hay que decir si sos oficialista o no. Se puede “huevear” pero no discutir el fondo.
¿Por eso se fue del PJ?
En el PJ ya no se discuten esos temas. Se discute cómo se sigue manejando la máquina que gana elecciones. En mi caso, partí cuando Carlos Menem intentaba aprobar los indultos. Ahí ya no se discute el futuro, hay que construir algo nuevo. Pero no es fácil, uno siempre se tira a menos, y lo digo yo, que soy hincha de Lanús y siempre había excusas para no ser campeones. Hasta el último día estábamos asustados. Un compañero de la CTA que también es del Granate, Ricardo Peidro, ese día me dijo: “Teníamos dos sueños: hacer la revolución y ver a Lanús campeón. El más difícil ya se nos dio”.
El otro se parece bastante a lo que hizo el PT en Brasil...
Nos dimos cuenta de que el hambre va a existir hasta que seamos capaces de construir la unidad del campo popular. Una fuerza capaz de no delegar. Es el movimiento que ahora empezamos a construir explícitamente después de Jujuy. Pero lo partidario es una parte de esa política. Ojalá que todos los que estamos ahí y muchos más tengamos un solo emergente electoral. Pero eso es un proceso.
¿Tiene miedo a ser candidato?
No, qué miedo. Todos los que estuvimos en Jujuy tenemos opciones electorales. Pero eso no es un decreto o un candidato, es un proceso. Ahora, el 12 de diciembre, vamos a hacer una marcha nacional a Plaza de Mayo con el Movimiento Los Chicos del Pueblo, para exigir que se termine con el hambre, aprobando la universalidad del salario. En marzo y abril próximos habrá constituyentes locales y provinciales y vamos a marchar a Neuquén para volver a encontrarnos. No vamos a parar porque en 2009 haya elecciones. Ya veremos qué hacer en las elecciones. Todo es política.
¿Pino Solanas, Martín Sabbatella y Hermes Binner son parte de este proyecto político?
Ellos estuvieron en Jujuy y nosotros no tenemos problemas, al contrario, necesitamos ser millones. A la Constituyente van los que quieren. Eso sí: hay que bancarse lo que decidimos entre todos.
¿Por qué no estuvo Eduardo Buzzi?
Si no estuvo, fue una decisión suya. Hubo otros compañeros de la Federación Agraria.
En su momento, se habló de divisiones en la CTA por Buzzi.
No. Eso se dijo en los medios de comunicación hegemónicos. Fue puro “piripipí”.
Coincide con el kirchnerismo en la crítica a la prensa.
¿Por qué no decís que apoyé en algunos casos y en otros no? No es un problema de “piripipí”. Lo que hay que hacer es democratizar los medios. Si Cristina envía una ley de radiodifusión que respeta los 21 puntos de las organizaciones sociales, sería un tarado si no la apoyara. ¿Quiénes piden que te subordines a uno o a otro? Los mismos que quieren que el pueblo no delibere ni gobierne sino a través de sus representantes. Hoy hay una crisis de representación y creemos que no se resuelve cambiando figuritas, sino construyendo poder en los representados. La conducción que nos gobierna quiere que sigamos eligiendo figuritas. Nosotros queremos discutir cómo ser felices.
Y el kirchnerismo, ¿qué discute?
El Gobierno, en medio del conflicto con el campo, se hizo el Gardel y dijo que iba a hacer una nueva ley de radiodifusión. ¿La viste? Yo no. Es como con la personería de la CTA. ¿La viste? Cinco años esperando. Es “bicicleta”. No es lo que uno dice, sino lo que uno hace. Entonces, basta. Lo que está herido de muerte hoy es el consenso de este sistema. La mayoría del pueblo piensa que esto es un desastre. El poder hegemónico ha defendido un modelo que es un fracaso. En el país hay hambre, pobreza, desocupación que viene en aumento. Tuvieron que intervenir el Indec para que no se sepan los resultados, si no, estarían contabilizando cuatro millones de pobres más.
¿Todo es responsabilidad del Ejecutivo?
No. Es un sistema donde cada uno tiene sus responsabilidades. En términos de poder, para mí tienen mucha influencia las quinientas empresas que más facturan en el país, de las cuales el 74 por ciento son totalmente extranjeras, el 19 por ciento están asociadas a fondos extranjeros y las que quedan son como las de los Blaquier, del Ingenio Ledesma; los Pagani, de Arcor; o los Urquía, de Aceitera General Deheza, que están transnacionalizadas en sus decisiones. Claro que cuanta más responsabilidad se tiene desde el Estado, más se puede ayudar a cambiar. Lamentablemente, el Gobierno optó por discutir el futuro con el PJ. La Argentina da para más.
Fuente: Carlos Romero, Revista Veintitres
Para Víctor De Gennaro –secretario de Relaciones Institucionales y ex secretario general de la entidad sindical–, fue el inicio de un movimiento que busca “no delegar más”.
En lo inmediato, la CTA, con Hugo Yasky a la cabeza, le pidió al Gobierno un paquete de medidas ante la crisis: frenar los despidos por seis meses, lanzar un “mega plan” de obras públicas y llamar a un Consejo Federal de Desarrollo. En el largo plazo, el objetivo es más ambicioso: protagonizar una experiencia similar a la del PT en Brasil. Aunque sin determinar aún quién hará las veces de Lula. De Gennaro dice que es un proceso. Que puede ser cualquiera. Y que él no les tiene miedo a las candidaturas.
En Jujuy, el slogan de la CTA fue “ahora es cuando”. ¿Por qué?
Es la convocatoria a construir una fuerza propia para cambiar este sistema perverso. Eso me quedó en claro en la asunción de Lugo. Ese día en Paraguay éramos muchos los compañeros del campo popular. Por la CTA, estábamos Yasky, Claudio Lozano, Pablo Micheli y yo. También estaban Pino Solanas, Martín Sabbatella, Hermes Binner y otros. La primera vez que fui a Paraguay fue en el ’82 y en toda América latina había gobiernos militares. Hoy, más allá de lo que uno piense de cada gestión, los paraguayos tienen a Lugo, Cristina está por la Argentina, Tabaré por Uruguay, Bachelet por Chile, Lula en Brasil y Evo Morales en Bolivia. Ni te digo Chávez, en Venezuela, y Correa, en Ecuador. Si no es ahora, ¿cuándo? ¿Cuándo vamos a transformar este sistema que provoca hambre y pobreza? No hay que delegar más, hay que construir fuerza propia. A eso convocamos en Jujuy.
El fallo de la Corte fue otro espaldarazo...
Eso es otra historia. Pasó por encima de la mezquindad del Gobierno y nos dio mucho más de lo que pedíamos. Igualó a las organizaciones simplemente inscriptas con las que tienen personería y terminó con el verso. Mostró que los que quieren pelear tienen legalidad para hacerlo. Sin decirlo, nos dio la personería gremial: ahora podemos defender a nuestros delegados. Encima, quedó en evidencia que el kirchnerismo no lo hacía porque no quería. El ministro de Trabajo, Carlos Tomada, y el Gobierno demostraron que no están de acuerdo, que priorizaron su alianza con los grupos económicos y con la CGT, que es su socio en la interna del Partido Justicialista.
Según la CGT, debilita la unidad de los trabajadores.
Sí, claro, por eso la patronal aplaudió el fallo, ¿no? Al contrario, dijo: “Guarda, que es peligroso”. (Daniel) Funes de Rioja (N. del R.: perteneciente a la Unión Industrial) defendió el modelo anterior en Ginebra, en nombre de los empresarios y con la CGT. Pero ojo: la medida no garantiza la unidad ni el triunfo de los trabajadores, eso lo garantizamos nosotros con fuerza propia. Lo que hizo la Corte fue legalizar a los que quieren organizarse para que no los echen como a perros. No entiendo a un dirigente que tenga miedo de que los trabajadores elijan delegados. Nunca me preocupó el exceso de democracia.
Desde el Poder Ejecutivo se quejan de que la CTA un día apoya y al otro hace oposición.
Si el Gobierno convoca para terminar con las AJFP, nosotros nos movilizamos para apoyarlo. Y cuando Kirchner derogó las leyes de Obediencia Debida y de Punto Final, fuimos al Congreso para que se apruebe. Ahora, también repudiamos que hayan firmado la ley antiterrorista, la propuesta de Blumberg o la ley de movilidad jubilatoria. Pero, claro, eso no les gusta: sos oficialista o sos opositor. ¿Dónde está escrito eso? Nosotros tenemos un proyecto. Y hoy hay 1.400.000 rebeldes que creen que podemos tener distintos pensamientos pero ser parte de un proceso unitario mayor.
Aunque en el caso de la resolución 125 hubo dos líneas internas en la CTA...
No. Se tuvo una postura única: exigir retenciones segmentadas, beneficiando al pequeño y mediano productor y al campesinado, que no es lo que presentó el Gobierno. Ahora, si después algún compañero se sintió convocado por Kirchner a la Plaza de Mayo o, como yo, no fue a ningún lugar, eso es otra cosa. Nosotros no somos forros de nadie. Fijate que tanto dijeron que la CTA se fracturaba, pero la que se quebró fue la CGT.
¿Qué opina de la discusión sobre el tema inseguridad?
Lo perverso, lo inmoral, es que hay chicos que se están muriendo de hambre y hay funcionarios que plantean que los pibes son el enemigo, que hay que bajarles la edad de imputabilidad, que hay que matarlos. En Jujuy, el 70 por ciento que asistió a la convocatoria eran jóvenes. Ellos pueden ser el motor del cambio, por eso se los mata con el paco, con el gatillo fácil y con la persecución a través de nuevas leyes. Y cada vez, desde más chicos, porque son peligrosos, son el futuro.
¿La sociedad argentina es de derecha?
Es equivocado hablar en nombre de la sociedad argentina, porque así se le echa la culpa de lo que piensan unos pocos. Ningún presidente, ni el gobernador bonaerense, ni Mauricio Macri, convocan a una consulta popular por estos temas. Saben que la sociedad no los aprueba. Pero de eso no se habla. Hay que decir si sos oficialista o no. Se puede “huevear” pero no discutir el fondo.
¿Por eso se fue del PJ?
En el PJ ya no se discuten esos temas. Se discute cómo se sigue manejando la máquina que gana elecciones. En mi caso, partí cuando Carlos Menem intentaba aprobar los indultos. Ahí ya no se discute el futuro, hay que construir algo nuevo. Pero no es fácil, uno siempre se tira a menos, y lo digo yo, que soy hincha de Lanús y siempre había excusas para no ser campeones. Hasta el último día estábamos asustados. Un compañero de la CTA que también es del Granate, Ricardo Peidro, ese día me dijo: “Teníamos dos sueños: hacer la revolución y ver a Lanús campeón. El más difícil ya se nos dio”.
El otro se parece bastante a lo que hizo el PT en Brasil...
Nos dimos cuenta de que el hambre va a existir hasta que seamos capaces de construir la unidad del campo popular. Una fuerza capaz de no delegar. Es el movimiento que ahora empezamos a construir explícitamente después de Jujuy. Pero lo partidario es una parte de esa política. Ojalá que todos los que estamos ahí y muchos más tengamos un solo emergente electoral. Pero eso es un proceso.
¿Tiene miedo a ser candidato?
No, qué miedo. Todos los que estuvimos en Jujuy tenemos opciones electorales. Pero eso no es un decreto o un candidato, es un proceso. Ahora, el 12 de diciembre, vamos a hacer una marcha nacional a Plaza de Mayo con el Movimiento Los Chicos del Pueblo, para exigir que se termine con el hambre, aprobando la universalidad del salario. En marzo y abril próximos habrá constituyentes locales y provinciales y vamos a marchar a Neuquén para volver a encontrarnos. No vamos a parar porque en 2009 haya elecciones. Ya veremos qué hacer en las elecciones. Todo es política.
¿Pino Solanas, Martín Sabbatella y Hermes Binner son parte de este proyecto político?
Ellos estuvieron en Jujuy y nosotros no tenemos problemas, al contrario, necesitamos ser millones. A la Constituyente van los que quieren. Eso sí: hay que bancarse lo que decidimos entre todos.
¿Por qué no estuvo Eduardo Buzzi?
Si no estuvo, fue una decisión suya. Hubo otros compañeros de la Federación Agraria.
En su momento, se habló de divisiones en la CTA por Buzzi.
No. Eso se dijo en los medios de comunicación hegemónicos. Fue puro “piripipí”.
Coincide con el kirchnerismo en la crítica a la prensa.
¿Por qué no decís que apoyé en algunos casos y en otros no? No es un problema de “piripipí”. Lo que hay que hacer es democratizar los medios. Si Cristina envía una ley de radiodifusión que respeta los 21 puntos de las organizaciones sociales, sería un tarado si no la apoyara. ¿Quiénes piden que te subordines a uno o a otro? Los mismos que quieren que el pueblo no delibere ni gobierne sino a través de sus representantes. Hoy hay una crisis de representación y creemos que no se resuelve cambiando figuritas, sino construyendo poder en los representados. La conducción que nos gobierna quiere que sigamos eligiendo figuritas. Nosotros queremos discutir cómo ser felices.
Y el kirchnerismo, ¿qué discute?
El Gobierno, en medio del conflicto con el campo, se hizo el Gardel y dijo que iba a hacer una nueva ley de radiodifusión. ¿La viste? Yo no. Es como con la personería de la CTA. ¿La viste? Cinco años esperando. Es “bicicleta”. No es lo que uno dice, sino lo que uno hace. Entonces, basta. Lo que está herido de muerte hoy es el consenso de este sistema. La mayoría del pueblo piensa que esto es un desastre. El poder hegemónico ha defendido un modelo que es un fracaso. En el país hay hambre, pobreza, desocupación que viene en aumento. Tuvieron que intervenir el Indec para que no se sepan los resultados, si no, estarían contabilizando cuatro millones de pobres más.
¿Todo es responsabilidad del Ejecutivo?
No. Es un sistema donde cada uno tiene sus responsabilidades. En términos de poder, para mí tienen mucha influencia las quinientas empresas que más facturan en el país, de las cuales el 74 por ciento son totalmente extranjeras, el 19 por ciento están asociadas a fondos extranjeros y las que quedan son como las de los Blaquier, del Ingenio Ledesma; los Pagani, de Arcor; o los Urquía, de Aceitera General Deheza, que están transnacionalizadas en sus decisiones. Claro que cuanta más responsabilidad se tiene desde el Estado, más se puede ayudar a cambiar. Lamentablemente, el Gobierno optó por discutir el futuro con el PJ. La Argentina da para más.
Fuente: Carlos Romero, Revista Veintitres
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