La Central

La CTA nace con el propósito de organizar la resistencia de los trabajadores al modelo neoliberal impuesto a sangre y fuego en 1976 y profundizado durante gobiernos democráticos, particularmente durante la década menemista. Frente a la traición de buena parte de la dirigencia de la CGT que acompañaba sin chistar las políticas de destrucción del Estado y del aparato productivo, un grupo de dirigentes de agrupaciones y sindicatos se propusieron fundar una instancia organizativa que diera cuenta de un nuevo modelo sindical basado en la autonomía, la libertad y la democracia sindical.
El primer grito fundacional se dio en Burzaco el 17 de diciembre de 1991. Se llamó Congreso de los Trabajadores Argentinos. Este año se cumplen 15 años del encuentro de Burzaco. Tuvieron que pasar cinco años más que para el CTA pasara a ser CTA (Central de los Trabajadores Argentinos). Fue el 4 de noviembre de 1996.

La CTA congrega a trabajadores ocupados y desocupados, a los jóvenes y estudiantes, sobre la base de tres conceptos esenciales:

La afiliación directa: todos los trabajadores, ocupados o no, empleados privados, estatales y jubilados y pensionados pueden afiliarse a la Central.

Una democracia plena: Cada afiliado tiene voz y elige en forma directa a su conducción en los diferentes niveles (local, provincial y nacional).

La autonomía política: la central es autónoma de los grupos económicos, los gobiernos y los partidos políticos.

¿Porqué JUVENTUD?

La CTA tiene como central de trabajadores, una constitución movimientista: están las organizaciones sindicales, los trabajadores precarizados o en negro, los desocupados, las meretrices, los discapacitados, los chicos de la calle, los ocupas e inquilinos, los intelectuales, los docentes, los jubilados, los mensajeros y cadetes, los estatales, movimientos indigenas, campesinos, etc. y en ese esquema de construcción entra la juventud.